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The 6th Gift

JAKEANDROBIN Tallinn, Estonia

(En el idioma original al terminar el relato en español)

El sexto regalo

El sexto regalo Volví a revisar el mensaje de Robin cuando el taxi se detuvo en nuestro edificio de apartamentos. Decía «¿Quieres entrar en la lista traviesa esta noche?» También envió una foto de ella en lencería roja con un gran lazo rojo que no había visto antes. Era Nochebuena y había estado trabajando hasta tarde tratando de terminar un proyecto antes de las vacaciones. No podía esperar para comenzar las vacaciones desenvolviendo a Robin para Navidad. Nuestra tradición habitual es conseguirnos 5 regalos: algo para comer, algo que quieras, algo para leer, algo para vestir y algo que necesites. La había llevado a Italia unas semanas antes, así que todos mis regalos para ella estaban envueltos en eso. Le dije que no necesitaba nada para Navidad más que a ella, así que pareció que se lo tomó literalmente. Cuando abrí la puerta de nuestro apartamento, la habitación estaba iluminada solo por velas y luces navideñas. Una versión sensual de Santa Baby estaba sonando y había un agradable aroma a canela en el aire. Robin no estaba por ningún lado. Me quité el abrigo y noté algunos artículos en la mesa del comedor. Primero había una pastillita azul con una nota que decía “Algo para comer”. Sonreí. Al parecer, Robin estaba planeando tener una larga noche. Luego había un vaso de cristal con una bebida. Le di un olfato. Borbón y amaretto. Ella me conoce bien, pensé. La nota aquí decía «Algo que necesitas». Me reí entre dientes mientras tomaba la pastilla y la tragaba con un sorbo de mi bebida. Lo siguiente era lo que parecía una caja de corbatas con una nota que decía «Algo para ponerse». Lo abrí y vi una venda que había usado para sorprender a Robin con un trío a principios de este año. ¿Qué estaba tramando? Había un sobre tamaño carta que decía «Algo que quieras». Casi escupo mi bebida cuando vi lo que había dentro. Había 12 cupones para una mamada sin preguntas, en cualquier lugar y en cualquier momento. ¡Sin limites!» Robin nunca dice que no a una mamada, así que tendría que ser creativo sobre cómo usarlos… Finalmente había otro sobre que decía «Algo para leer». Abrí la carta. Decía: “Amor mío, me cuidas muy bien, así que esta noche voy a cuidar de ti. Nuestro viaje a Italia fue una experiencia increíble, así que este año pensé que deberíamos agregar un sexto regalo a nuestra lista, una nueva experiencia. Así que ve a darte una ducha, ponte guapa y estaré en casa a las 6:00 p. m. Deberías estar sentado en el sofá con la venda en los ojos… y nada más. Feliz Navidad cariño. Con amor, Robin. Solo tenía 20 minutos para refrescarme, pero después de una ducha y un afeitado rápido (y tal vez un poco de colonia) me senté en el sofá. Me di cuenta de que faltaba la mesa de café. Estaba a punto de buscarlo, cuando escuché la puerta abrirse. «¿Tienes tu venda en los ojos?» preguntó Robin. Volví a sentarme y me apresuré a atarme la venda alrededor de la cabeza. «Sí. Estoy completamente ciego. ¿Sabes qué pasó con la mesa de café? “Lo moví a la otra habitación. Todo tendrá sentido pronto. ¿También estás desnudo? «Sí, señora.» «Buen chico. Ahora siéntate bien. Necesito un par de minutos. Ella entró y escuché algo vertiendo. Podía oler un dulce aroma que no reconocí. «¿Conseguiste un nuevo perfume?» Yo pregunté. Robin se rió un poco. Su mano tocó suavemente mi hombro. Ligeramente arrastró sus dedos por mi brazo y tomó mi mano, colocando un vaso de whisky fresco en mi palma. Sus labios rozaron los míos por un momento, y luego se fue. ¿También se hizo las uñas? Tomé un sorbo de mi bebida cuando «Tengo mi amor para mantenerme caliente» sonó en los altavoces. Escuché algunos pasos desde el dormitorio. No pasó mucho tiempo antes de que la puerta se abriera y la escuché entrar en la sala de estar. Ella tomó mi bebida de mi mano y la puso sobre la mesa. «Bueno, amor. Esta noche es solo para ti. He querido hacer esto durante mucho tiempo y sucedió que las cosas funcionaron. ¿Estás listo para tu sexto regalo?” Yo estaba en una pérdida total por lo que estaba pasando. Los juegos eran dulces, pero sobre todo quería arrancarle la ropa y enterrar mi cara entre sus piernas. «Está bien», dijo ella con un pequeño jadeo. “Adelante, quítate la venda de los ojos”. Me quité la venda de los ojos y no estaba preparado para lo que vi. Robin estaba en el suelo, frente a mí, con las piernas abiertas. Llevaba la lencería roja de la que había enviado la foto antes. Y entre sus piernas, estaba… Una mujer rubia, con el culo apuntando hacia mí, vistiendo un conjunto de lencería roja a juego, lamiendo el coño de Robin. Estaba sin palabras. Los ojos de Robin estaban cerrados, claramente disfrutando de lo que sea que esta mujer estaba haciendo ahí abajo. Lentamente los abrió y una sonrisa diabólica se dibujó en su rostro. «Ella es Maria.» Ella gimió. «Ella es una vieja amiga». Otro gemido. “Experimentamos un poco juntos en la universidad”. Un suspiro. Está en la ciudad, visitando a su hermana. Ella ronroneó. “Tomamos café el otro día y, ¡oh! Mmm, comencé a hablar de ti. Gemido más fuerte. «Resulta que actualmente está soltera y necesita una buena cogida». Un gemido profundo. «Así que pensé que podrías ayudarla». Ella me guiñó un ojo. María se detuvo y volvió su rostro hacia mí. Tenía una sonrisa asesina, casi tan hermosa como la de Robin. Sus ojos azules miraron entre mis piernas y se mordió el labio. «No puedo esperar», le lanzó un beso y volvió a complacer a Robin. La pastillita azul no tardó en empezar a hacer efecto. De repente sentí que mi polla estaba hecha de acero sólido. Estaba asombrado. A pesar de todas nuestras experiencias, Robin y yo nunca habíamos hecho un trío con otra mujer. Este fue, con mucho, el regalo más perfecto que jamás podría haber dado. Atrapé la mirada de Robin y articulé «eres increíble». No estaba seguro de qué hacer a continuación, así que comencé a levantarme del sofá y me puse detrás de María, pero Robin señaló con el dedo que no. «Aún no. Primero, vamos a montar un pequeño espectáculo. Y no, no puedes tocarnos. ¡O a ti mismo! Le hice un puchero con los labios, pero ella me indicó que volviera a sentarme. Durante los siguientes 20 minutos, mi polla palpitaba mientras Robin y Maria se besaban y se lamían mutuamente. Necesité todo mi interior para evitar acariciarme. ¡Era como ver mi propio programa porno personal en mi sala de estar! María llevó a Robin al orgasmo, luego ambos me miraron con lujuria en sus ojos mientras Robin hacía que María se corriera con sus dedos. Mientras oleadas de placer fluían por el cuerpo de María, Robin yacía a su lado, acariciando sus curvas. María tomó el rostro de Robin entre sus manos y la besó apasionadamente. Robin se apoyó en su codo, sus dedos trazando círculos alrededor del pezón de María. «¿Entonces?» Miró a María, luego ambas me miraron a mí. María preguntó: «¿Qué sigue?» Saqué dos cupones de mi sobre de «quiero». «¿Es ahora un buen momento para canjearlos?»


The 6th Gift

Escribir aqui el relato en el idioma original

The 6th Gift I checked the message from Robin again as the cab pulled up to our apartment building. It read “Want to get on the naughty list tonight?” She also sent a picture of her in some red lingerie with a big red bow I hadn’t seen before. It was Christmas Eve and I had been working late trying to finish a project before break. I could not wait to start vacation by unwrapping Robin for Christmas. Our usual tradition is to get each other 5 gifts something to eat, something you want, something to read, something to wear, and something you need. I had taken her to Italy a few weeks earlier, so all of my gifts to her were wrapped up in that. I told her I didn’t need anything for Christmas but her, so it seemed she took that quite literally. As I opened the door to our apartment the room was lit only by candles and Christmas lights. A sultry version of Santa Baby was playing and there was the pleasant scent of cinnamon in the air. Robin was nowhere to be found. I took off my coat and noticed some items on the dining room table. First there was a little blue pill with a note that said “Something to eat”. I smiled. It appeared Robin was planning to have a long night. Then there was a crystal tumbler with a drink. I gave it a sniff. Bourbon and amaretto. She does know me well I thought. The note here said “Something you need.” I chuckled as I took the pill and washed it down with a sip of my drink. Next was what looked like a tie box with a note that said “Something to wear.” I opened it and saw a blindfold I had used to surprise Robin with a threesome earlier this year. What was she up to? There was a letter sized envelop that said “Something you want.” I almost spit my drink when I saw what was inside. There were 12 coupons for a “No questions asked blow job, anywhere, anytime. No limits!” Robin never says no to a blow job, so I would need to be creative about how to use these… Finally there was another envelope that said “Something to read”. I opened the letter. It said, “My love, You take such good care of me, so tonight I am going to take care of you. Our trip to Italy was an amazing experience so this year I thought we should add a 6th gift to our list a new experience. So, go take a shower, make yourself pretty, and I’ll be home by 6pm. You should be sitting on the couch with your blindfold on…and nothing else. Merry Christmas darling. Love, Robin.” I had only 20 minutes to freshen up, but after a shower and quick shave, (and maybe a splash of cologne) I sat on the couch. I noticed the coffee table was missing. I was about to look for it, when I heard the door open. “Do you have your blindfold on?” Robin asked. I sat back down and rushed to tie the blindfold around my head. “Yup. I’m completely blind. Do you know what happened to the coffee table?” “I moved it to the other room. It will all make sense soon. Are you also naked?” “Yes ma’am.” “Good boy. Now sit tight. I need a couple minutes.” She came inside and I heard something pouring. I could smell a sweet scent waft by that I didn’t recognize. “Did you get a new perfume?” I asked. Robin gave a little laugh. Her hand gently touched my shoulder. She lightly dragged her fingers down my arm and took my hand, placing a fresh glass of whiskey in my palm. Her lips brushed my own for a moment, and then she was gone. Did she get her nails done too? I sipped my drink as “I’ve Got My Love to Keep Me Warm” came over the speakers. I heard some shuffling about from the bedroom. It wasn’t long before the door opened and I heard her come into the living room. She took my drink from my hand, and set it on the table. “Ok love. Tonight is just for you. I have been wanting to do this for a very long time and it just so happened that things worked out. Are you ready for your 6th gift?” I was at a total loss for what was going on. The games were sweet, but I mostly wanted to tear her clothes off and bury my face between her legs. “Ok,” she said with a little gasp. “Go ahead and take off your blindfold.” I pulled the blindfold off and was not prepared for what I saw. Robin was on the floor, facing me, her legs spread wide. She was wearing the red lingerie that she had sent the picture of earlier. And between her legs, was… A blonde woman, her ass pointed up toward me, wearing a matching set of red lingerie, licking Robin’s pussy. I was speechless. Robin’s eyes were closed, clearly enjoying whatever this woman was doing down there. She slowly opened them and a devilish grin spread across her face. “This is Maria.” She moaned. “She’s an old friend.” Another moan. “We experimented a little together back in college.” A gasp. “She’s in town, visiting her sister.” She purred. “We got coffee the other day and, oh! Mmm, started talking about you.” Stronger moan. “Turns out she’s currently single and in need of a good fuck.” A deep groan. “So I thought you could help her out.” She winked at me. Maria stopped and turned her face toward me. She had a killer smile, almost as beautiful as Robin’s. Her blue eyes glanced between my legs and she bit her lip. “I can’t wait,” She blew a kiss and went back to pleasuring Robin. The little blue pill did not take long to start working. I suddenly felt like my cock was made of solid steel. I was in awe. Despite all our experiences, Robin and I had never had a threesome with another woman. This was by far the most perfect gift she ever could have given. I caught Robin’s gaze and mouthed “you are amazing” I was not sure what to do next, so I started to get off the couch and come behind Maria, but Robin wagged her finger no. “Not yet. First, we’re going to put on a little show. And no, you can’t touch us. Or yourself!” I gave her a pouty lip but she motioned me to sit back down. For the next 20 minutes my cock throbbed as Robin and Maria kissed and licked each other’s bodies. It took everything within me to keep from stroking myself. It was like watching my own personal porn show in my living room! Maria brought Robin to orgasm, then they both stared at me with lust in their eyes as Robin made Maria cum with her fingers. As waves of pleasure flowed across Maria’s body, Robin lay beside her, caressing her curves. Maria took Robin’s face in her hands and kissed her passionately. Robin rested on her elbow, her fingers tracing circles around Maria’s nipple. “So?” She looked at Maria, then both looked back at me. Maria asked, “What’s next?” I pulled out two coupons from my “want” envelope. “Is now a good time to redeem these?”


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