SEX4LOVER Lomas de Virreyes, CDMX, MEX
(Este relato fue escrito en español como su idioma original)
Un negro entre nosotras
Esta es una historia real que nos sucedió a mi hermana y a mi hace algunos años. El esposo de mi hermana es dueño de una fábrica de ropa aquí en la Cd. de México, aprovechando el tratado de libre comercio y queriendo expandirse hizo contactos en los E.U.A. para venderles a diferentes compañías la ropa de mujer que fabricaba. A los pocos meses de que empezó a exportar uno de sus compradores le sugirió que para que aumentaran sus ventas tomara un stand en la magna exposición de fabricantes de ropa que en este año sería en Dallas, Texas, así que hizo todos los preparativos, hizo sus reservaciones de hotel y avión con los organizadores y les rentó un local de cabecera y sus diseñadoras le prepararon todo un completo muestrario para la próxima temporada que incluía desde lencería muy sexy e íntima con vaporosas telas de seda y encajes hasta trajes sastre para la mujer ejecutiva pasando desde luego por la ropa casual pero elegante como minifaldas, faltaban tres días del evento a la suegra de mie hermana se encontraba de viaje por Chile y le dio un ataque al corazón mi cuñado voló hasta Chile pensando que probablemente ya no encontrarían a su madre con vida, antes de salir tan precipitadamente me pidió de favor si yo podía junto con su esposa atender el stand, ya en otras ocasiones lo habíamos ayudado en su negocio por lo que sabía como funcionaba, acepté con alegría la invitación de mi cuñado pues deseaba escaparme de la rutina que me tenía atada en México. Llegamos al día siguiente a Dallas y entre un empleado de mi cuñado que también fue, mi hermana y yo acomodamos y decoramos el stand tratando de que se viera lo mejor posible. La expo empezó y después de tres agotadores días mi hermana y yo pedimos la cena a la habitación y platicábamos de los demás expositores así como de los posibles compradores cuando ella me sacó de onda diciéndome: – Te has fijado como muchos de los señores se te han acercado e insinuado. – Si ya lo había yo notado. – Es que realmente te ves mucho muy hermosa con los trajes que estas usando. En esos días me había yo vestido con trajes sastre de la creación de su esposo que se componían de saco y falda a la que le pedí a una de las diseñadoras que le cortara y subiera el dobladillo transformándola en una bonita minifalda que no dejaba de ser elegante, además debajo del saco usaba un tipo de playera muy ajustada, sin mangas y de mediano escote que hacía remarcar mis senos de mediano tamaño, como en las pasadas vacaciones de fin de año habíamos ido a Acapulco mis cuerpo todavía tenía un bonito color que había obtenido por tanto asolearme, así que no usaba medias y cuando me quitaba el saco mis brazos resaltaban desde la desnudes de mis hombros hasta rematar con un color rojo escarlata con el que estaban pintadas mis uñas que siempre cuidaba honestamente ya había notado todas esos hombres que me desvestían con la mirada y se pasaban las lenguas por el rededor de su boca insinuándoseme, cosa que ya había provocado en mi excitación, yo también me había fijado como a mi hermana que es dos años mayor que yo también algunos hombres la trataban de seducir pues también es muy bonita aunque usaba las faldas hasta las rodillas pues a su marido le gustaba que vistiera con recato continuamos platicando y le dije – Tu también te ves muy bien y te verías fenomenal si te soltaras el pelo y lo dejaras caer hasta tu cintura, tienes un hermoso color rubio que ya quisieran muchas americanas además de que también tienes muy bonito cuerpo. – ¿En verdad lo crees así? – Claro y mañana te lo demostraré Al día siguiente la forcé a ponerse el traje que usé el primer día, le solté el cabello que cayó sedoso hasta poco más de media cintura, le dí unas medias transparentes de seda natural que hicieron que sus piernas se vieran realmente muy bonitas luciendo desde el medio muslo hacia abajo pro la minifalda y como toqué final la obligué a pintarse los labios de rojo y no de ese color rosa pálido como el que siempre usaba. Fue fantástico ver como todo ese día mi hermana se derretía con las miradas que le lanzaban muchísimos hombres y otros mucho más aventados la piropeaban y se le insinuaban muy directamente, en la noche ella estaba encantada y en la cena solo platicaba de lo bien que se sintió y de lo halagada que estaba pues ya estaba segura que seguía siendo muy bonita, nos acostamos a dormir y como dormíamos en la misma cama ya que la habitación solo tenía una king-size que era lo que su marido había reservado, repentinamente a media noche abrí los ojos pensando que estaba temblando pues la cama se movía violentamente, me di vuelta y sorprendida me quedé callada, mi hermana había aventado las cobijas hasta sus pies y se estaba masturbando frenéticamente, en un momento se levantó y regresó a la cama con el aparato que usa para rizarme el cabello, fingí seguir dormida y me calentó muchísimo ver como se masturbaba nuevamente introduciéndose el aparato, se pellizcaba los pezones y los jalaba para lamerlos con su propia lengua y luego con una mano se introducía más violentamente el aparato y con la otra sobaba muy rápidamente su clítoris, yo ya no me pude aguantar realmente en esos días me había calentado mucho y en ese momento no supe como contenerme, así que yo también aventé las cobijas y secundándola me masturbe moviendo mis dedos sobre mi clítoris a la misma y gran velocidad que mi hermana, ella se asustó de mi reacción pero siguió moviéndose y en menos de un minuto ella se retorció sobre la cama viniéndose, cosa que me provocó a mi también venirme, ya más relajadas nos quedamos mirando y ninguna de las dos dijo nada, nos tapamos, nos abrazamos como cuando éramos niñas y nos quedamos dormidas. El día siguiente era el último de la expo, mi hermana se vistió de igual manera a la mía, muy pero muy sexys, ambas sabíamos que nos veíamos muy bien, al terminar me sorprendió su audacia pues me sugirió irnos a un bar a tomarnos una copa, una vez en el bar y ya que ninguna de las dos dijo nada sobre la noche anterior ella empezó con la plática. – Sabes, tenía muchísimos años que no me masturbaba, estuve soñando con que varios señores que vimos en la exposición me estaban haciendo el amor, uno detrás del otro, yo estaba recostada y ellos hacían fila para penetrarme y después de terminar dejarle el paso al siguiente, nunca me había sentido tan excitada como me sentí el día de ayer y hoy me ocurre lo mismo, ¿A ti no?. – Realmente yo ya estoy acostumbrada a que los hombres se me acerquen y me hagan proposiciones indecorosas, tu sabes que somos swingers y me gusta mucho vestirme siempre muy sensual. – Bueno es que tu siempre vistes muy provocativamente pero ya ves que a mi esposo no le gusta que vista así, el tiene ideas un poco anticuadas y debo respetarlo. – Eso es cosa entre tu y el pero yo pienso que debes insinuarle que todavía eres bonita y puedes vestir un poco mas sexy. En eso dos tipos sin preguntarnos nada se sentaron cada uno a cada lado nuestro e invitándonos una copa, nos quedamos mirando, yo los iba a despedir, pero mi hermana me dijo que los dejara pues tenía ganas de platicar. Un par de copas más mi hermana reía con las proposiciones que el que estaba a su lado le hacia, me di cuenta que ya pasada de copas estaba dejando que el señor le manoseara las piernas, el que tenía a mi lado también me las manoseaba a mi por lo que ambos nos tenían muy calientes, nuevamente me saco de onda cuando me preguntó: – ¿Le has sido infiel a tu esposo?. Tragué saliva no supe que contestarle, era cierto que aun siendo swinger si en tres ocasiones tuve aventuras sin que Joe lo supiera, aunque yo no había vuelto a aceptar ninguna proposición en ese momento, estaba yo tan caliente que hubiera aceptado cualquier cosa de aquellos señores pero vi entrar al bar al empleado de mi cuñado que nos había acompañado a la expo, así que sin contestar la pregunta de mi hermana, la tomé de la mano obligándola a pararse, les dí las gracias a los señores y antes de salir del bar, procuré pasar por un lado del empleado de mi cuñado y levantando la voz para que me escuchara dije: – Mira esos tipejos que se quisieron sentar a fuerzas con nosotras para tratar de seducirnos, como si nosotras en lugar de ser señoras decentes, casadas y muy enamoradas de nuestros esposos fuéramos mujeres de la calle. Mi hermana me seguía a saliendo del bar y caminando la calle que nos separaba del hotel le dije: – A tiempo nos libramos de que nos sorprenda el empleado de tu marido “in fraganti”, ni modo las dos nos quedamos con ganas. En el lobby del hotel y al pedir la llave de nuestra habitación mi hermana tomó una pequeña revista diseñada para los turistas, ya en la habitación me sentía mucho muy caliente y estaba segura que mi hermana también, quería decirle lo que sentía pero no sabia como empezar, así que mejor decidí dejar las cosas como estaban y le dije que bajaría a la tienda del hotel a comprar unas pastillas para relajarme, salí dándole la espalda sin decir nada más. Unos minutos después regresaba y grande fue mi sorpresa al encontrarme con mi hermana vestida en uno de los super sexys conjuntos del muestrario haciéndola ver muy hermosa quien me esperaba en la salita fumando despreocupadamente. – Y ahora qué haces tú así vestida – le pregunté. – Acabo de ver un anuncio en la revista, así que espero no te moleste el que reciba a una persona que acabo de citar. – ¿A quien citaste?. – Mira en la revista había un anuncio de acompañantes para para hombres y les hable diciéndoles que éramos dos hermosas y muy calientes chicas extranjeras que buscábamos del servicio de la compañía. – ¿Cuántos son los que van a venir? – le pregunté. – No lo sé bien, pues me dijo que normalmente no dan servicio a mujeres pero que iba a hablar con otra compañía y tardarían media hora, así que hay que esperar a ver qué sucede – me contestó mi hermana. Me senté junto a ella, ninguna emitió palabra alguna, estábamos calientes pero muy nerviosas, cuando tocaron a la puerta mi hermana dio un sobresalto de nerviosismo por lo que me levanté a abrir la puerta pues no esperaba que mi hermana lo hiciera, además tenía deseo de ver cuántos hombres venían y cómo eran para ver si podía escoger al mejor de los que llegaran, mi sorpresa fue grande cuando vi en la puerta a un gran negro, media como un metro noventa y cinco, vestía de impecable traje azul marino, luciendo mi mejor sonrisa tratando de disimular mi sorpresa lo invité a pasar y le ofrecí un trago que serví del servibar, el negro aceptó y se sentó junto a mi hermana. – Me contrataron para que viniera, la vamos a pasar bien- dijo el negro – ¿Esperamos a alguien más?, – le pregunté yo. – No, sólo seremos nosotros tres nena, ya verás cómo nos divertiremos – contestó el negro. Después de que hubo bebido casi todo el contenido de su vaso, el negro esbozó una sonrisa cautivadora al tiempo que nos decía a ambas: -No cuento con mucho tiempo, así que si no les importa, ¿qué les parece si pasamos a la recámara? – propuso el negro. – Como tú quieras, nosotros estamos a tus órdenes – dijo mi hermana. – Eso es lo que espero, vamos – dijo el negro. Los tres entramos a la recámara aún con los vasos en las manos, el negro se sentó en la cama viéndonos fijamente, para después decirnos en tono autoritario. – Quiero verlas al natural, así que desnúdense por favor. Temerosas y nerviosas colocamos los vasos sobre la pequeña cómoda tocador y procedimos a hacer lo que el negro nos pedía, completamente desnudas, vimos cómo los ojos del negro recorrían todas y cada una de las partes de nuestros cuerpos, luego sacando dos envases como de medio litro de entre sus ropas nos los entregó: -Quiero que se embarren el cuerpo con esto, pero deben untárselo la una a la otra, sin prisas lentamente, con cuidado, sin que quede un espacio libre de ese líquido – nos dijo a ambas el negro. Mi hermana con miedo tomó los envases que le dio y los destapó me entregó uno y vertí un poco en mi mano y comencé lo que pensaba una incómoda tarea, cuando terminé de embarrar las piernas y pies de mi hermana por detrás y quien veía fijamente al negro, moví su hermosa cabellera rubia para seguir con su espalda, se dio la vuelta por ordenes del negro y me enfrenté con que tenía los pezones completamente hinchados, lo que denotaba que se encontraba excitada, sin prestar mucha atención a aquello comencé por su cuello, luego los hombros y luego el pecho, por fin llegué a una chiche, el contacto con aquella carne fría y cálida, comenzó a despertar una excitación en mi que no alcanzaba a comprender como me sucedía ya que nunca antes había tenido yo tendencia bisexuales, me gustaban los hombres y sabía cómo disfrutar de ellos, pero esto era distinto, agradable, excitante y lujurioso. Con placer me dí cuenta que al aplicar el aceite en aquel seno, me tardaba un poco más de lo normal, de pronto me sentí incomoda y pasé al otro seno, pero la excitación en mi ser aumentaba, así que dejé la botella en el suelo y con ambas manos comencé a acariciar más que a embarrar aquellos senos firmes, veía a mi rubia hermana más hermosa que nunca, resplandecía excitación en su cara que subía de color completamente, su boca estaba entreabierta y sus ojos cerrados, yo no pude reprimir el deseo de besarla y así lo hice, para mi sorpresa mi hermana me correspondió con pasión, después de un largo beso, continué con mi labor. Al terminar, me quedé parada, inmóvil, muy excitada y esperando que mi hermana me embarrara el líquido aceitoso sobre mi cuerpo, aunque lo sabía, trataba de engañarme a mi misma, pero estaba yo al borde del orgasmo, aquello había sido fascinante, divino, de pronto sentí aquellas manos suaves que recorrían mi espalda, era placentero, excitante, divino, ahora comprendí lo que sintió mi hermana ya sabía porque se había excitado tanto, esa loción debió tener propiedades afrodisiacas. Las manos de mi hermana se movían con lentitud, sin prisa alguna, disfrutando y proporcionándome placer yo sentía que todo mi ser vibraba con aquellas caricias y cuando un dedo de mi hermana penetró en mi vagina lancé un profundo suspiro, había llegado al orgasmo y lo había disfrutado como nunca antes disfrutara una venida. La voz del negro nos volvió a la realidad. – Ya que disfrutaron ustedes, ahora desnúdenme a mi y también llénenme de aceite, pero las dos al mismo tiempo – nos dijo el negro. Las dos nos acercamos a la cama y más que acatando sus órdenes por placer recostamos al negro, con rapidez lo despojamos de su ropa. Con sorpresa ambas vimos que la enorme polla de él de pronto se encontraba tenso, extendido a toda su magnitud, era gruesa y grande, como nunca la había visto, ni siquiera en alguna película pornográfica que eventualmente veía con mi marido y menos sentido dentro de mi ser, en ese momento la deseé con fascinación y deleite. Era magnifica y demasiado grande, me dio miedo pero al mismo momento mucho deseo. Mi hermana ya había terminado con las piernas, por lo que ella sin poderse contener, tomó aquella negra verga con su boca, la cual tuvo que abrir al máximo para que pudiera penetrar, trató de abarcar lo más que pudo y la cabeza del pene golpeó contra su campanilla, haciéndola desistir, más no soltó a su presa y empujando la lengua contra el paladar, comenzó a mamar. El negro con un movimiento me llamó y me acomodó de tal manera para que le mamara la enorme rajada a mi hermana, mientras él le hacia la misma mamada conmigo, así formamos con placer una cadena humana los tres, mamamos hasta que el orgasmo nos llegó casi en forma simultánea, primero fue mi hermana quien se estremeció vibrando, en una venida completa, eso provocó que oprimiera con mayor presión sobre aquel soberbio pollón que excitado al máximo se desbordó arrojando su blanco líquido, bañando la garganta de mi hermana, quien sintiendo ahogarse lo soltó, justo en ese momento escucharon ellos dos los jadeos de placer que salían de mi boca, pues también me estaba viniendo placentera y deliciosamente. Abrí los ojos suspirando satisfecha y contra lo que esperaba, aquel duro garrote negro continuaba alargado y firme a toda su capacidad, el negro sonrió al ver el gesto de sorpresa en nuestros rostros y luego con voz autoritaria me dijo: – Ponte en cuatro patas, te voy a montar. Excitada me coloqué como el negro me lo pidió y sentí la punta de aquella polla negra que pugnaba por abrirse paso hacia mi vagina y abrí lo más que pude las piernas para dejarle el paso libre, el negro me sujetaba de la cadera para tener un punto de apoyo y poder penetrarme con sus embestidas que ahora eran suaves, delicadas, mi hermana por orden del negro había comenzando a mamar mis senos, yo sentía que no entraba peor el negro se embarro el condón de lubricante y entonces esa enorme polla iba avanzando dentro de mi vagina, proporcionándome un gran placer, sentía como aquella polla iba recorriendo desde mis nalgas, rosándome el ano y penetrando centímetro a centímetro, la boca de mi hermana seguía mamando mis senos, primero uno y luego otro, con verdadera delicia. Nuevamente abrí los ojos que había cerrado para soportar el dolor que esa enorme polla me dio en la penetración y pude ver el rostro de mi hermana, también veía su boca, la busqué y en un pasional beso, nuestras lenguas juguetearon saliendo de nuestras bocas y entrando a la boca de cada una de nosotras, luego se separar y a petición de mi hermana comencé a mamar aquellos pezones sonrosados, como rosas en botón, que completamente excitados lucían hinchados, los mamé como si fuera una recién nacida. El negro me penetró completamente haciéndome lanzar un gemido de placer, las grandes bolas de él chocaron contra las redondas y bien formadas nalgas que tengo y yo tuve que separarme de las chiches de mi hermana por sus fuertes embestidas, mi hermana también estaba ardiendo de deseos, así que con su mano buscó la rajada que yo tenía entre las piernas y al tiempo que acariciaba mi clítoris sentía la enorme polla del negro que me bombeaba como un pistón bien calibrado y engrasado, no pude resistir tanto placer y con un profundo suspiro grite con voz llena de lujuria y placer. -No aguanto más, me voy a venir, me voy a. ..aaaammmmjjjj- expresé llena de deseo. El negro sacó su verga de mi vagina haciéndome a un lado y con un fuerte movimiento, jaló a mi hermana hacia él la cual quedó sobre la cama con las piernas abiertas y llena de deseo, así que sin mayor trámite se cambió el condón se puso lubricante y se montó sobre ella y de un solo empujón la penetró, ella gritó de dolor y placer, más soportó aquella estocada, cuando el negro comenzó a moverse ella lo siguió en los movimientos recibiéndolo cuando empujaba y saliéndose cuando él se salía, mientras tanto sus manos le arañaban la negra espalda, el negro la sujetó por las nalgas con firmeza y penetrándola completamente le provocó un tremendo orgasmo, suspendió sus movimientos para salirse de ella y colocándome también sobre el colchón y boca arriba, se puso de nuevo otro condón y mucho lubricante y tomando mis pies por los tobillos y alzándolos me la metió toda de un golpe, me sentí tan llena como si me llegara a la garganta sus huevos chocaban contra mi vagina y ano de pronto sentí demasiado placer, un orgasmo violento el negro se salió se quitó el condón y dio un disparo tan fuerte que toda la leche de ese negro imponente me llenaran desde mi cara hasta mi vagina en gran cantidad y aquello provocó en mi un violento y delicioso orgasmo múltiple, abrazados con fuerza habíamos alcanzado juntos el máximo placer. Unos minutos después se levantó después de darme un rico y prolongado beso introduciendo su lengua a mi boca y se empezó a vestir, cuando solo le faltaba ponerse el saco mi hermana parándose junto a el, le suplicó: – No te vayas todavía, te necesito nuevamente. – Discúlpenme pero tengo que seguir atendiendo a chicas calientes como ustedes pero puedo hacer algo para no dejarte caliente – dijo el negro mientras levantaba a mi hermana del suelo con sus poderosas manos y apoyándola sobre el tocador la hizo abrir las piernas y el agachándose le propino una deliciosa mamada con su enorme lengua que en menos de un minuto hizo gritar nuevamente a mi hermana cuando alcanzó el sumo placer. El negro se separó de ella y pregunto quien había hecho la llamada, mi hermana dijo yo, entonces pregunto cual era su bolsa, sacó una tarjeta de crédito de su cartera y la paso por una minúscula maquinita que sacó del interior de su saco llenando un voucher el cual le pidió cortésmente que firmara antes de entregarle su copia. Al día siguiente nos regresamos, en el avión ninguna de las dos dijo nada, pero ambas sabíamos cuanto lo habíamos disfrutado cada una, volvimos a la normalidad ella ya vestía nuevamente con el recato que su marido le exigía y días después me hablo mi hermana, me dijo: mi esposo revisó los gastos y vio el voucher de $750 dólares, y dudó mucho pero le dijo que me había invitado a cenar y festejar el gran éxito obtenido en la exposición y el le dijo: – Pero, ¿$750 dólares se gastaron en festejarlo?, por lo menos espero que lo hayan disfrutado. Y vaya que así fue. Alice Sex4lover
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